Embarcarse en la escritura de una autobiografía es un viaje introspectivo que te permitirá revivir, poner en órden y compartir tus experiencias más significativas.
Para iniciar este proceso de autodescubrimiento y narración, te propongo 10 ejercicios de memoria y evocación que te ayudarán a despertar tus recuerdos y a conectar con tu «yo» del pasado:
Viaje sensorial a la infancia:
En este ejercicio, los sentidos juegan un rol fundamental. Primero, tienes que cerrar los ojos y transportar tu atención hacia el recuerdo de un momento feliz de tu infancia. Intenta evocar los colores (¿Estás en una habitación? ¿de qué color están pintadas las murallas? ¿hay alfombra? ¿De qué materialidad es el piso? ¿Cómo eran los muebles?), sonidos (¿Había música de fondo?, ¿Qué canción era? ¿O estaba sonando la tele y don Francisco grita de fondo «dispara usted o disparo yo»?), olores (¿Qué se comió ese día? ¿Estabas en la playa y puedes oler el mar? ¿El piso es de madera y puedes oler la cera?) y sabores que te rodeaban. ¿Qué sensaciones físicas recuerdas? ¿Qué emociones te invadían en ese momento? Mantén cerca tuyo papel y lápiz o tu móvil si escribes en el teléfono para poder anotar estas vivencias sensoriales con el mayor detalle posible,a medida que se vayan cruzando por tu cabeza. No omitas nada. Recuerda que este es un ejercicio sólo de rescate de recuerdos.
Los objetos hablan:
Elige un objeto que tenga un significado especial para ti. Puede serpequeño como un anillo o grande como una escalera. Observa cada detalle, toca este objeto con tus manos y siente su textura. Deja que este objeto te transporte en el tiempo y te permita evocar aquellos recuerdos asociados a él. Nuevamente, ten papel y lápiz a mano. Las memorias que surjan, incluyendo personas, lugares, emociones y situaciones son todas importantes.
Elige tu banda sonora de la vida:
Si no la tienes creada ya como lista en Spotify o Youtube, ya es momento de que enfrentes la misión. Crea una lista de reproducción que te ayude a conectar con tus recuerdos. Elige canciones que te representen en diferentes etapas o que hayan estado en momentos importantes (como «Un año más» de Tommy Rey que nos evoca a tantos años nuevos, por ejemplo. Esta lista debe conteneer canciones, no sólo que hayan sido de tu gusto.
Trata de elegir también aquellas canciones que tu mamá escuchaba los domingos mientras ordenaba la casa, o las canciones que escuchaba tu papá mientras arreglaba el auto. También las canciones de tus hermanos, o las canciones que se escuchaban en los recreos en tu colegio. Todo es cancha.
Luego, en un momento de tranquilidad, escucha cada canción con mucha atención y trata de que la música te lleve a revivir esos momentos. Anota en un papel o donde sea que escribas, las emociones y pensamientos que te despierte cada canción. Si alguna te despierta un recuerdo en particular, anótalo completo, pero siempre trata de poner atención a los detalles ya que algunos pequeños flashes son desencadenantes de cosas más profundas.
Olores que cuentan historias:
Piensa en un aroma en particular que te traiga recuerdos vívidos. Puede ser olor a una vela recién apagada, el olor a cera de pisos, de betún de zapatos. Piensa en olores que te puedan conectar con momentos que te resultaban cotidianos.
Inhala profundamente y deja que el olor te transporte en el tiempo. ¿A qué te recuerda ese aroma? ¿Qué emociones te despierta? ¿Qué personas o lugares se relacionan con ese olor? Anota los recuerdos y asociaciones que surjan.
La caja de los recuerdos:
¿Quién no tiene una caja de recuerdos? de zapatos, de plástico, metálica de galletas… o un bolso viejo. Como sea, dirige tus pasos hacia ese lugar que ya tú sabes y saca esas viejas fotos, cartas, diarios o cualquier otro objeto que guarde recuerdos importantes para ti.
Observa cada detalle con detenimiento y no permitas que tus ojos den por sentado ciertas cosas. ¡Mira esos zapatos! ¿Recuerdas cuándo los compraste? ¿Te acuerdas de lo mucho que picaban esas pantys de lana roja? Deja que sean los detalles los que te transporten a esos momentos del pasado. Anota los recuerdos que afloren, incluyendo fechas, lugares, personas y emociones asociadas a cada recuerdo. Cuanto más completa sea esta «arqueología de ti» más sencillo será el proceso de escritura.
Sabor a nostalgia:
Prepara o pídele a alguien que te ayude a preparar un plato típico de tu infancia o de un momento significativo de tu vida. Recuerda los ingredientes. Busca esos sabores que te pueden llevar al pasado (por ejemplo, para mí, son los tallarines con harto laurel).
Saborea cada bocado con atención y deja que el sabor te traiga recuerdos asociados a ese plato. Anota los que surjan, incluyendo personas, lugares, emociones y situaciones relacionadas con ese sabor. Piensa en la cocina donde se preparaba ese plato, trata de recordar los utensilios de los años que intentas evocar. ¿De qué color era eel sacajugo? ¿Cocinaban con cuchara de palo? ¿Cómo eran los platos que se usaban en ese entonces? tu loza era de vidrio café o blancas con el paisaje azul?
Crea un mapa de tu vida:
¿Te acuerdas de las tediosas líneas de tiempo que te obligaban a dibujar en Historia? Pues bien, no te imaginas lo importantes que son y lo invaluables que pueden llegar a ser para agilizar el tiempo cuando intentas recordar algo. Afortunadamente, ahora hay herramientas maravillosas que nos evitan muchísimo gasto de tiempo. Yo te voy a mostrar un fragmentito de la mía, en una herramienta que se llama Trello:
La imagen es una captura de pantalla de mi línea de tiempo personal. Parte en 1928 y si te fijas, arriba de la primera tarjetita de izquierda a derecha dice: 1928 Nació Lautaro. Lautaro es mi abuelo y con él comienza mi autobiografía. Es del único que tengo una pista certera de uándo nació, ¿viste? y entonces decidí partir de ahí. En esta línea tengo desde eventos importantes hasta cuando cambiaron los billetes de 20 lucas, por ejemplo. Cuándo se lanzó tal o cual disco, y le saco foto a las fotos que tienen fecha para irlas ordenando ahí. Así no me pierdo ni ando inventando leseras.
Crea un mapa o una línea de tiempo que represente los hitos más importantes de tu vida. Incluye fechas, lugares, eventos significativos y personas que han jugado un papel relevante en tu historia. Añade fotos, dibujos o cualquier otro elemento visual que te ayude a recordar y plasmar tus vivencias. Te lo vas a agradecer.
Entrevistas a tu yo del pasado:
Imagina que puedes entrevistar a tu yo de diferentes etapas de la vida. Pregúntate sobre tus aspiraciones, miedos, alegrías y tristezas en cada etapa. Anota las respuestas que imagines que darías.
Te advierto eso sí que este ejercicio te puede dar un poquito de pena. A mí me pasa mucho, pero es muy importante ya que te ayuda a conectar con diferentes versiones de ti mismo y a comprender mejor tu propia evolución personal.
Para este ejercicio te recomiendo que anotes las preguntas y que te grabes respondiendo. Escribir las respuestas, como es un proceso más lento y reflexivo, puede detener flujos de información que pueden aparecer en fragmentos de segundo. Por eso te recomiendo que te grabes.
Cartas a tu yo del futuro:
Escribir es un proceso lento. A menos que escribas con IA, te vas a tardar un buen rato en un ejercicio autobiográfico y bueno, ¿qué sabe la IA sobre tu vida? Por eso, vas a tener tiempo de escribir al menos una carta a tu yo del futuro.
Háblale sobre tus sueños, metas, esperanzas y miedos actuales. Comparte tus reflexiones sobre el camino que has recorrido hasta ahora y lo que esperas para el futuro.
Esta carta te servirá como una cápsula del tiempo que podrás leer en el futuro para recordar cómo te sentías en este momento de tu vida.
¡Imagina lo valioso que hubiera sido si tu abuela o tu madre se daban a esa tarea! ¡Cuánta información tendrías! No te pierdas de hacerlo. Te aseguro que no te vas a arrepentir.
Datos que nos aportan los sueños:
Presta atención a tus sueños. Anota en un diario al despertar todo lo que recuerdes de ellos mientras estás en este proceso de autobiografía, incluso si parecen inconexos o extraños.
No juzgues a tu sobconsciente, simplemente déjalo fluir en paz y como un naturalista en uuna excursión, anota lo que te vayas encontrando.
Más adelante, relee tus anotaciones y busca patrones, símbolos o emociones recurrentes que puedan darte pistas sobre aspectos de tu vida que merecen ser explorados en tu autobiografía.
Recuerda que estos son solo algunos ejercicios para iniciar el proceso de evocación y memoria.
Lo más importante es que encuentres tu propio ritmo y forma de conectar con tus recuerdos.
No tengas miedo de explorar diferentes técnicas y deja que tu creatividad te vaya guiando en este proceso de autodescubrimiento a través de la escritura de tu autobiografía.
Si ya tomaste la decisión de ponerte a escribir acerca de tu vida y sientes que necesitas una guía, no dudes en escribirme a angela.barraza.risso@gmail.com
También puedes ver la información sobre mi taller de autobiografía en el que vamos a analizar técnicas como estas y mucho más. Para eso te dejo este enlace.