Este poema fue escrito para ser leído el viernes 11 de enero de 2013, afuera de la Chascona. Los trabajadores de la Fundación se encontraban en huelga. La administración estaba declarando pérdidas desde 2009 y por eso se negaban a negociar con las personas que tenían como sustento su trabajo en la fundación.
En esos años, algunos amigos poetas eran parte de los trabajadores. Christián Aedo y Alejandra Fritz eran los más cercanos. Yo había sido becaria de la fundación en dos oportunidades, así que me tocaba de cerca el tema.
A pesar de que el petitorio era bien modesto, pasó un año antes de que se pudiera resolver el conflicto.
Guillermo Mesa, quien era el asesor jurídico de los sindicatos que agrupaban a los trabajadores, explicó en el primer acto que se realizó el 7 de enero de 2012 en La Chascona, que los motivos de la huelga se debían a que en la negociación colectiva con la Fundación no se llegó a acuerdo “en puntos tan simples como un bono de movilización y otro de colación, ambos por $1000 pesos diarios, más un bono por término de conflicto de $200 mil, aduciendo que no hay dineros. Nosotros pensamos que es sólo tozudez de la directiva en otorgarnos los beneficios” dijo en esa oportunidad.
Ese lunes 7 de enero estaba el sobrino de neruda, Rodolfo Reyes, para hablar a nombre de la familia y respaldar la movilización de los trabajadores: “sin duda Pablo habría estado del lado de los trabajadores, como siempre lo estuvo, sobre todo cuando fue senador de la República y hoy él estaría disconforme con la actitud de la ‘empresa’ que hoy porta su nombre”, dijo el Reyes quien además aclaró que la Fundación Pablo Neruda nada tenía que ver ni con la familia, ni con el Partido Comunista, como ha sido mencionado en algunos sectores.
En este contexto de larga negociación, es importante mencionar que la Fundación Neruda da un premio a poetas menores de 40 años que era importantísimo para el currículum de quienes aspirábamos a un lugarcito en el parnaso chilensis de las letras nacionales. Pero para participar de ese «concurso» tenías que estar congraciad@ con la dirección de la Fundación. No le daban el premio a cualquiera.
Por eso no era fácil ir y plantarse a leer en apoyo de los trabajadores ni en contra de la oficialidad. Asistir, de alguna forma era «asesinar» esa aspiración personal del reconocimiento.
Personalmente creo que hay que actuar en consecuencia con lo que se cree cuando se cree en algo. Y me invitaron un día 11 de enero de 2013 a leer en favor de los trabajadores.
Cuando me invitan, me parece interesante el ejercicio de escribir algo para la ocasión, como lo hice para el lanzamiento de la revista Absenta o para la lectura en el mítico «Chancho 6». Así que este evento no fue la excepción y este poema fue escrito para ser leído sólo ese día y en ese contexto.
Sampler de Neruda para los trabajadores en huelga o el poema por el cual nunca me van a dar el premio de la fundación
Puedo escribir los versos más tristes esta noche,
cómo no, si nos hemos juntado
otra vez acá latiendo para darnos un abrazo
y decirnos que podemos, que los escritores y los poetas podemos
que nunca más, que los poetas unidos
que tenemos derechos, que vale la pena
pero hoy sabemos, que intrínsecamente no.
Porque los versos más tristes esta noche no alcanzan
para decir realmente lo que queremos decir, carajo.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche,
lo sé, precisamente porque nos pienso a los poetas
en esto
del ejercicio escritural y me pregunto cuántos
de nosotros, cuántos de estos nombres
terminarán por volverse fundación
cuántas de estas caras
terminarán por volverse tazones
poleras, chapitas, postales, malas traducciones
fotos para viejas alemanas weonas con plata,
cuántos de nosotros
podremos ser una maquinaria enfermiza
y un merchandaising con productos
que superan en su valor el valor de una gente que pide,
por el precio de una entrada, para
la comida, para la movilización y para la dignidad
de aquellos que le dan vida a la cultura,
misma cultura que Chile obliga a que sea siempre una cultura del mall.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche sabiendo
que la gente que barre y ordena estos cachivaches de museo
gana menos que los hijosdeputa que tienden a desordenarla.
Díganme ustedes mismos que son los guías de esta casa
cómo se dice en todos los idiomas
cuico bastardo ladrón
para pegarlo en los ojos de los mascarones de proa
que están a la venta igual que el resto del país.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche
escribir, por ejemplo,
que en mi país “el cazamapuches”
Juan Agustín Figueroa es el director de la fundación Neruda y
puedo escribir muy triste esta noche que
fue uno de los que redactó
la ley indígena de nuestro país.
La misma ley maricona que tiene a nuestro pueblo sitiado en el sur
oprimido y callado. Bajo nubes de humo y balas.
Puedo escribir que hay leyes antiterroristas
para encerrar a un lonko bajo el rótulo
de extremista como en la época de Pinochet
puedo escribir la tristeza de esta noche
en que se le paga sueldos a otros mapuches
para que al cazador lo tengan informado
manteniendo vivo el espíritu del sapeo
que nos hizo tanto daño hace ya
40 años atrás.
Puedo escribir y preguntarte Juan
¿dónde chucha aprendiste a leer
que pasaste por alto el Ven a nacer conmigo hermano?
PAUSA:
Si ser poeta significa esto yo no quiero ser poeta
Si ser poeta significa ser la última mierda cultural de Chile
yo no quiero ser poeta
Si ser poeta significa ser un centro comercial es que ni cagando
quiero ser poeta.
Si ser poeta significa ganarme sobresueldos
por prestarle el culito a Fernando Saez
yo no quiero ser poeta.
Si ser poeta significa pasar por alto a los obreros entonces, imagínate,
yo no quiero ser poeta.
Si ser poeta significa darle crédito a la prensa maldita del Mega
yo no quiero ser poeta.
Si ser poeta significa ganarse premios almorzando en Bellavista
yo no quiero ser poeta.
Si ser poeta significa ganarse premios chupándole el pico a Jaime Quezada
yo no quiero ser poeta.
Si ser poeta significa dejarle después de muerta un negocio a los usureros pedantes de la patria
yo te juro que no quiero ser poeta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche
Y qué más me queda,
si estamos afuera de esta casa rogando
por migajas en vez de darle
altura a este conflicto.
En lugar de levantar la tierra de este sepulcro
para decir que ya basta de mierda
de usura, de nepotismo y calentura, en vez de poner
en alto el puño y de levantar consignas
ponemos las manos juntas,
con las palmas hacia arriba como pidiendo
limosna a un hijo de puta
al que le llaman el 22 de la Suprema
porque tiene más poder
que los 21 ministros que la componen
claro que puedo escribir los versos
más tristes esta noche
y sentir que todo está perdido
Eso es todo. A lo lejos alguien canta
desde el GAM
desde el consejo de la cultura
desde la patria comercial
alguien se ríe y chucha canta
pero yo no
porque no me contento con vernos a todos
aquí reunidos. Leyéndonos, mirándonos
repitiendo el canon de la comodidad y lo seguro
lo políticamente correcto, lo vitalmente tranquilo
diciendo la: «poesía me sirvió para esto».
Puedo escribir los versos más tristes esta noche y mostrar
que afuera de la casa de un poeta hay un grupo de poetas pidiendo
justicia, seriedad, un bono de locomoción, un trato digno
una resignación
y puedo escribir y decir y evidenciar que
acá no hay nadie con una billetera llena de plata
que realmente quiera escucharnos.
A la lectura también se sumó Pablo Paredes. Afortunadamente, Emiliano Valenzuela, como siempre andaba cámara en mano y dejó este espectacular registro de ese día: