Angela Barraza Risso - Antología en Movimiento - Yevgeny Yevtushenko - Javier Campos, Simón Villalobos

Lectura en Antología en Movimiento

El de 16 Junio 2009 sucedió la décima lectura del ciclo Antología en Movimiento que organizaban Simón Villalobos y Juan Manuel Silva Barandica en la Fundación Neruda. Era una lectura importante y pasaron por ahí tremendos poetas.

La lectura sucedía los días viernes comenzaba a eso de las 19 horas. Terminaba justo antes de que comenzáramos con Los Desconocidos de Siempre, en el extinto bar Estación Terminal.

Desde que comenzó el ciclo quise participar, pero la llamada no llegaba nunca hasta que lo hizo. La noticia fue inmensa porque ese día leía también el poeta ruso Yevgeny Yevtushenko, quien fue especialmente popular durante el «deshielo» y fue parte del movimiento conocido como «poesía de los estadios», porque se llenaban arenas deportivas con versos. La poesía de Yevtushenko era social, dirigida principalmente a los jóvenes de los años sesenta, que soñaban con cambios profundos en la Unión Soviética. Se dice de Yevtushenko que quería reunir en la poesía rusa el vigor de Vladímir Mayakovski y la ternura de Borís Pasternak.

Casi me morí de felicidad ya que estar en su presencia era un honor. Leer en su mesa un privilegio que pocos pudimos tener. Los demás poetas que estuvieron ese día en la mesa fueron Rodrigo Olavarría y Javier Campos.

Como estábamos en la puerta del invierno, hacía frío, pero se anticipaba que estaría repleto así que el evento se hizo en el patio de La Chascona. No se equivocaron. Esa tarde el público era una locura, sin embargo, las caras que no puedo olvidar son las de Raúl Zurita y José Miguel Varas que observaban atentos.

Yo era entonces la poeta con menos experiencia. tenía que leer primero; sin embargo, el tránsito ese día estaba imposible. Yo vivía en la comuna de La Florida y tenía que cruzar Santiago y, aunque corrí todo lo que pude, llegué tarde. Pensaba que me iban a excluír de la mesa y que iba a perder esa preciosa oportunidad.

Para mi sorpresa, y aunque Rodrigo Olavarría ya estaba leyendo, mi silla estaba vacía y todavía esperando mi llegada.

Para ese entonces mi escritura todavía estaba en esa pulsión naciente, con poemas íntimos y simbólicos, pero el que Yevtushenko fuera un poeta de connotación social hizo en Arturo un click maravilloso y me sugirió que leyera algo distinto. Que escribiera acerca de mi historia familiar entramada en ese eco social que dejó la dictadura; de esos temas que tenía tan guardados entre pecho y espalda.

Tuve una semana para preparar esa lectura y estudié como nunca. Me fui a la casa de mi infancia, a la casa de mis papás para recordar todas esas historias. Me pasé los días entrevistándolos y las noches escribiendo. Así fue como nació la plaquette «Inventario colectivo» que más tarde decantó en lo que fue mi libro «Chile».

Angela Barraza en Antología en Movimiento. from Antología en Movimiento on Vimeo.

Los poemas que leí ese día fueron los siguientes:

A MODO DE
SEÑAL:

Cada palabra es una forma
de salir
de este compendio de hojas.

de esta historia

I.-

A otros enseñaron secretos que a ti no, a otros dieron de verdad
esa cosa llamada educación
Ellos pedían esfuerzo, ellos pedían dedicación
¿y para qué?
para terminar bailando y pateando piedras

EL BAILE DE LOS QUE SOBRAN
Los Prisioneros

He vuelto a la casa de los padres
para buscar en la soledad del cuerpo las palabras
que me expliquen
el por qué hoy
soy mucho menos de lo que debía ser
y, sin embargo, no me arrepiento.

II.-

El rey que tomó la ciudad
y con ella hizo una argamasa de sangre,
dejó el horror, dejó el escarnio;
las vírgenes violadas están vivas, las viudas maldicen.
El rey murió. Un muerto es el culpable.


VENUS EN EL PUDRIDERO
Eduardo Anguita

Soy de la misma raza ded los cementerios:

Toda penetración.
De fondo o de costado
entra la memoria en mí.
Esa musiquilla implícita que no se escucha
es un arrullo constante: cantata de mirlos
a falta de cuervos.
¡A qué pensar en el gusano ahora!
si todo en mi ya está muerto
salvo estas manos que pese a todo
escriben todavía.

III.-

Ahora sólo quedan grabadas en cassettes
las voces que fueron acalladas durante el golpe,
los ojos de cuyas cuencas aún salen caasquetes de balas,
frenéticas manos que golpearon cacerolas
bajo el cobijo de la noche y panderetas
para que no las vieran sonreír,
las revistas amarillentas que fueron blancas clandestinas,
las leyendas de un padre que hacía miguelitos
para lanzarlos en Avenida La Feria,
los memoriales que ahora son poco veraces en su abundancia,
las poleras baratas con estampados bolivarianos y la leyenda
de que algún día venceremos,
llantos que caen espontáneos
ante los recuerdos de los que cuentan
cómo fue realmente la tortura.

Y yo
que me sentía tan revolucionaria
cortándome el pelo.

IV.-

Yo soy la damnificada
la víctima del abandono que comenzó
hace a penas un cuarto de hora
y a quien se le permite decir cualquier cosa
porque no sabe de nada

yo soy la damnificada
la que puede escuchar Isabel Parra
y no tiene derecho a sentir nostalgia.
Soy a la que le entregaron un legado, una receta
sin tener mérito alguno

yo soy la damnificada
la criticada por leer a Patrícia Verdugo
y encontrarla fome.
Soy la que se protege únicamente
de la palabra municiones

yo soy la damnificada

la que puede decir
bala, muertos, maricón, acuartelamiento, tortura, Copelia,
terrorista, desaparecido, paredón, legado, panfleto, exilio,
república, acribillado, culata, bandera, bombas, protesta, pueblo,
estadio, milicos, lolita, compañero, país, dolor, camarada,
lacrimógena, miguelitos, frente, marcha, tanquetazo, estado
de excepción, citrola, venceremos, unidad popular, GAP,
revolución, patriótico, partido, reaccionario, Silo, movimiento,
libertad, oligarquía, momio, UPelientos, igualdad, vende patria,
nacionalización, golpista, marxista leninista, apagones, paro,
represión, terror, desabastecimiento, soplón, amarillo, El Clarín,
Enano Maldito, DIRINCO, puro Chile, mercado negro, atentado,
oligarquía, asesino, Pinochet y ya no pasa nada

Yo soy la damnificada
soy la que tuvo que dibujar sola cuando niña
un luche en la calle
y jugar con una piedra
y guardar luego esa piedra en el bolsillo
hasta la adolescencia por si acaso
se hiciera necesario sacarla en algún momento
y lanzarla contra algo que fuese
realmente mío

IX.-

Ni siquiera tenemos la fortuna de decir que sobrevivimos.
Vivimos, tuvimos la mala raja de nacer en una época de nadie,
llegamos justo a tiempo para ver el final de la película
y así hacernos una vaga impresión
de cómo fueron las cosas por las caras de los espectadores.
De pura rabia salimos antes de la sala de cine
contando el final de la historia a los que esperan en la fila.
Lamentablemente para nosotros, los que están afuera
vienen a ver otra parte de la historia
otra película.
Entonces no nos queda más que volver a nuestros cuartos
en las casa de nuestros padres
para pegar afiches viejos
que recitan
comming soon

Conversión

Le pegaría tres cabezazos a una bala
molería a combos la culata de un fusil
le metería vaginas a los ratones
haría nudismo en isla Dawson
para luego ver satisfecha
como los edificios se lanzan desde mis hombros.

VII.-

De niña aprendí el Himno de Carabineros
mientras afuera, en las protestas
les gritaban asesinos.
Para aprenderlo
lo ensayaba bajito
escondida entre las malezas del jardín.
Fue entonces cuando descubrí la culpa.

XIV.-

Entonces
tuvimos que aprender a correr
de nada más
que
de la lluvia
y mirar asustados desde la ventana
la amenaza constante
del frío
(sabemos de antemano que volverá la primavera)

XV.-

Para romper el hielo
decidimos en algún momento salir
a chapotear bajo la lluvia
en el jardín
mirar al cielo
para que nos cayeran gotas en la cara
y así
quizás
sentirnos limpios
redimidos
liberados
eximidos
absueltos
Lo que no vimos fue
que en la vereda de enfrente
habían otros chapoteando todos juntos
sin culpas.
No había en ellos nada
que limpiar.

VI.-

Cuando yo era niña
mamá contaba en una mañana de domingo
que vio cadáveres flotando en el río Mapocho.
La última vez que pasé caminando por el Mapocho
vi a dos carabineros mirando el lecho del río
uno de ellos hablaba por celular
y se reía

Angela Barraza
Angela Barraza
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